El uso del filtro en los bajantes de las canoas
Las canoas recogen el agua de lluvia, como un pequeño rio bajo el alero, y gracias a una leve pendiente la conducen a un desagüe. Desde allí el agua cae por un bajante y desemboca en la acera. Antiguamente el agua se proyectaba sin más desde lo alto, con un breve caño que hacía de gárgola.
La canoa, además de evitar salpicaduras molestas en la terraza o la acera, impide que se ensucie la fachada. Es un valioso artefacto, y sólo debemos tener presente que recogerá junto con el agua todo lo que haya en el tejado: musgo, polvo, tierra, pero también restos más voluminosos, desde pajaros muertos a bolsas de plástico, pasando por los inquilinos habituales, culpables de la mayoría de los atascos: las hojas de los árboles.
El mantenimiento normal de las canoas es sencillo y se reduce a limpiarlo para evitar tacos. Será necesario hacer limpieza preventiva antes de que entre el invierno, adelantándose a las fuertes lluvias.
El filtro o pascon
El accesorio fundamental en nuestras canoas es sin duda el filtro o pascon. Mucha gente, incluso profesionales, instala si acaso una rejilla plana en el desagüe y en muchos casos casi que en todos no se toman esa molestia. Es un error: ¿has visto lo fácilmente que se taquea un fregadero, sólo con menudos restos de comida? Pues imagina cómo puede taquearse una rejilla taponada con hojas grandes, que se apelmazan sin dejar pasar ni gota de agua.
El filtro o pascon evitará ese problema. El modelo más eficaz es un pedazo de cedazo no muy fino no muy grueso, que se monta sobre la boca del bajante. Aunque lleguen hojas flotando y se acumulen al pie del cedazo haciendo subir el nivel del agua, siempre quedará una endija libre para desaguar. Otra forma puede ser un invento casero. Para ellos podremos emplear dos sencillos utensilios: un simple platillo de mimbre o un colador. Ambos funcionan perfectamente.
Con estos sencillos trucos, los aguaceros pasarán sobre nuestra casa sin ocasionarnos ningún sobresalto.
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